Hace unas semanas, cuando Christian Bale pasó a ser el personaje de moda por su casi segura victoria en los oscars de este 2011, hubo una buena noticia entre los círculos cinéfilos. El actor galés había firmado para rodar con el director chino Zhang Yimou una película sobre el genócido de Nanking o Nanjing que ya trató el año pasado Ciudad de Vida y Muerte, y en la que daría vida a un sacerdote católico que protege en su iglesia a todas las personas que puede acoger. Un gran director y un gran actor con una gran historia, pero el director no me sonaba para nada, lo admito. Entre su filmografía conocía Hero y La Casa de las Dagas Voladoras, pero ya está. Hasta hace dos días cuando leí sobre Ni Uno Menos y a raiz de esta, he ido conociendo más las demás cintas de este más que interesante director oriental.
La película nos adentra en la China rural, una zona casi desconocida para los occidentales, en las que el retraso habita en practicamente todo. El profesor de la escuela ha de marcharse un mes a visitar a su madre la cual se está muriendo, para ello el alcalde contrata a Wei Minzhi, una muchacha de 13 años para que de clase durante la ausencia del primero a niños de casi esa misma edad. Con la llegada al pueblo de la niña presenta al público la misma escuela, los niños, el estilo de vida, todo marcado por la pobreza. Pero cuando el niño más revoltoso de la clase se marcha a la ciudad para trabajar, comienza el punto más interesante de la cinta, y es la muestra de perseverancia de la niña/maestra por ir hasta allí y traer de vuelta al niño.
Lo que viene a continuación son escenas realmente excelentes, como el trabajar trasladando ladrillos para conseguir dinero, la compra de dos Coca-Colas, los cálculos para averiguar el precio del billete del autobus... y la llegada de Wie a la ciudad, es sencillamente brutal.
Rodada con actores no profesionales, auténticos campesinos en realidad, y con cámara oculta en muchas ocasiones para poder recoger las auténticas emociones de los protagonistas, "Ni Uno Menos" es una suave auto-crítica al estado de la educación en algunas zonas de China y la necesidad de reformas inmediatas. Al parecer, eso no gustó al Gobierno Chino y quizás por eso no se proyectase en Cannes. Meses después arrasó en Venecia.
Por último, cabe reseñar la aptitud perseverante y en cierto modo cabezona de los personajes, especialmente la de Wei, que no sé si realmente hace lo que hace por Wei o porque le pagen los 50 Yuanes pasado el mes si no perdía a ningún niño.
Película perfecta si te interesa conocer rasgos más que interesantes sobre otras culturas y te gustan las historias conmovedoras.
Mi Nota: 9
P.D.: La BSO es magnífica.
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