When the Wind Blows: El Inocente Holocausto

-El lechero se está retrasando esta mañana.

-Hmm, es lógico. Llegará tarde por culpa de la bomba.

El día de ayer tenía en mi lista cuatro películas de animación de los 80 (década sobre la cual estoy preparando mi nuevo TOP 100) y pude ver las tres primeras, El Hombre que Plantaba Árboles (Frédéric Back, 1987); La Tumba de las Luciérnagas (Isao Takahata, 1988), y Cuando el Viento Sopla (Jimmy T. Murakami, 1986). Las dos primeras venían precedidas de gran fama internaciones, una es el único cortometraje que ha participado en la sección oficial de Cannes; la otra está considerada como una de las mejores películas de anime japones de la historia; y sobre la tercera salvo un par de críticas casuales poco más sabía. ¿Adivináis cual me gustó más?

Y es que la cinta de Murakami lo clava. Mezcla de un modo espeluznante el realismo de algunas imágenes y el tema que tratan los personajes, con una inocencia y dulzura inusitada a través de los dibujos que emplea.

Pongámonos en situación: Jim y Hilda Bloggs son una pareja de jubilados que viven en una remota zona rural de Gran Bretaña poco antes del inicio de una guerra nuclear. Profundamente patriotas, tienen absoluta confianza en su gobierno y se han informado sobre todo lo que es necesario hacer en caso de que el enemigo ataque su país. Jim ha leído los folletines oficiales sobre la bomba atómica, e inicia la construcción de un refugio que les protegerá en caso de una explosión nuclear. FILMAFINNITY

Y es que resulta genial que la primera parte de la película nos proyectan una cinta de animación infantil para niños en toda regla, lo que en cierto modo refleja el estado de inocencia de esta pareja de jubilados; en contraposición de los escenarios como la casa y el jardín, en los que el director usa imágenes reales fotografiadas demostrando que esta pareja "infantil" vive en un mundo real.

Y ahora estalla una bomba de verdad. Sí, como leéis. Después de una primera parte en la que no sabes a cuento de que viene la paranoia de Jim y lo obsesionado que está con construir un refugio nuclear en su casa (ojo, un par de puertas apoyadas en la pared formando un ángulo de 60 grados), en contraposición con Hilda que únicamente piensa en las labores del hogar, y comienzas a pensar si realmente toda la película será igual va y cae realmente una bomba atómica destrozándolo casi todo. La casa resiste aunque queda en un estado lamentable. La pareja sobrevive, y tras un par de días tras las puertas apoyadas en la pared comienza a pasear por la casa, algo mareados, pero con la intención de seguir con su vida. Pero... no viene el lechero, ni el de los periódicos. No hay luz, ni teléfono, ni agua, nada... Su ferviente fe en el gobierno y en las instrucciones dada en caso de una catástrofe como esta es ciega.

Los diálogos son, sin duda alguna lo mejor. Hablan de lo cotidiano de cosas en las que podemos coincidir más o menos; recuerdan los viejos tiempos en la segunda guerra mundial; piensan en la posible invasión de rusos; y de un modo magnífico habla de vez en cuando de las bombas de Hiroshima y Nagasaki y comparan situaciones lo que en cierto modo nos sirve para hacernos una idea de los efectos de un bomba atómica, narradas de un modo dulce y espeluznante vuelvo a decir.

La cinta es sencillamente genial, os la recomiendo a todos.

Mi nota: 10