Buried: Enterrado, jodidamente enterrado!

Me duele un poco la espalda. Viniendo de Alhaurín a mi casa en el coche ya me dolía. No sé si por la postura de atrofiado muscular que me ha dejado "Buried" o si es porque me hago mayor (19) pero me duele. Enciendo el portátil, bueno, lleva unos 6 minutos encendido, es una forma más interesante de narrar paso a paso como comienzo a hacer una crítica del montón sobre la cinta de Rodrigo Cortes, la segunda para ser exactos.
Me enciendo un cigarrito.
Empezamos.

Paul Conroy es contratista civil en Iraq. Lleva en el país nueve meses y acaba de despertar en un ataúd, encerrado, atado y enterrado. Tiene un encendedor y un teléfono móvil. El tiempo y el oxígeno se le agota, el móvil tiene una batería limitada. No necesitáis saber nada más del argumento.
La película se desarrolla 100% dentro del dichoso ataúd. Noventa minutos de agonía en los que el joven director español se las tiene que arreglar para mover la cámara para evitar el tedio. Y lo consigue, el muy cabrón (cariñosamente porque el tío es un artistazo) lo consigue. En otro caso seguramente habríamos visto al resto del reparto en vez de escuchar únicamente sus voces. Habríamos visto algo de luz restando efectividad a lo claustofóbico del film, lo cual es lo que la hace diferente de cualquier otra cinta que por lo menos un servidor haya visto en su vida. De hecho, la productora dijo a Cortes que el guión era bueno en los diez primeros minutos, pero que necesitaba salir al exterior.
Dependiendo del momento y de la motividad de la escena veremos un tipo de plano y otro. Zoom, retrocesos, giros, la cámara está loca pero no tiembla ni un solo momento, al igual que el pulso de la cinta. Bravo! Todo esto acompañado de la más que aceptable banda sonora.
El equipo técnico por completo es español. Exceptuando el guión y parte de la producción todo es Made in Spain. La película se rodó en Barcelona en 17 días usando entre otras cosas 7 tipos diferente de ataúd como es obvio.

Pero junto a lo atractivo del argumento, que hace que la película se venda sola, sin duda, hemos de aplaudir también la encomiable labor de Ryan Reynolds, marido de Scarlet Johansson, y al que a muchos les gustaría ver enterrado de verdad en un ataúd. Él es la película, él. Noventa minutos para él solo en los que ha de conectar con el público, mostrar todo tipo de sentimientos según avanza la historia, está perfecto. No comprendo como actuaciones como estás no llaman más la atención que Colin Firth tartamudeando durante dos horas.

Además la cinta contiene elementos que gustarán tanto al público como a la crítica. El público se fijará en algunas cosas, los críticos en otra. Y no quiero tratar de estúpidos al público en general, pero es que la chica que había a mi izquierda le estaba gritando a Conroy lo que tenía que hacer, no es broma.

Y por último, el final. SI NO HAS VISTO LA PELÍCULA, LA CRÍTICA ACABA AQUÍ. ADIÓS Y GRACIAS.
Valiente. Ante todo valiente. El final no llega hasta que llega (y el que la haya visto entenderá lo que quiero decir con esto). Habría sido, no más fácil, sino menos atrevido que saliese finalmente del ataúd, porque después de varios momentos en los que la esperanza estaba perdida por completa, se puede perdonar la vida al protagonista un final feliz tipo "Phone Booth", no. Sería derrumbar los cimientos de la película, y eso es quizás lo que más me haya gustado, lo que me ha dejado ese sabor de boca con el que me gusta salir después de una película. Una sensación extraña, que puede ir a cualquier parte de mi cuerpo... creo que en este caso, mi espalda.



P.D.: Nada de chistes guarros con el final, por Dios.

Mi nota: 9