La carrera pre-oscar ha comenzado y suenan muchos títulos, creo que demasiados, y eso es magnífico, pero hay un título que espero con mucha ilusión, y ese es The Way Back. Se trata de la última cinta del australiano Peter Weir, ¿quién?, Peter Weir, ¿quién? Vamos allá:
Weir nació en Sidney en 1944. Desde joven se sintió atraído por el mundo del cine aunque al ir a la universidad se decidió por compaginar la abogacía con las artes. Fue durante ese periodo cuando empezó a conocer a otros muchachos que si se habían decidido por el cine, entre ellos un joven Phillip Noyce. Weir se les pegó llegando al punto de comenzar a trabajar profesionalmente en unos estudios de televisión como asistente de producción. Con el paso del tiempo el mismo se atrevió a experimentar y rodó sus primeros cortometrajes experimentales.
Weir comenzó a hacerse un nombre en la industria del cine australiano. En 1974, el thriller TheCars That Eat Paris fue su debut en el largometraje. Pero sería su siguiente cinta, Picnic atHanging Rock, con la que se daría realmente a conocer. El argumento, inspirado en hechos reales, se centra en un viaje escolar a la despoblada región central de Australia en el curso del cual desaparecen misteriosamente varias alumnas, tal vez por causas mágicas.
A partir de aquí comenzamos a vislumbrar el prototipo de personaje de Weir, alguien solitario pero no por ello anti-sociable, que vive en un mundo de condiciones duras y extrañas para la mayoría, pero a las que hace frente, ganándose la simpatía del espectador.
Todo esto se ve reflejado a la perfección en su siguiente flim, The Last Wave, que trata sobre los derechos de los aborígenes australianos, y sobre la inmersión de un abogado en su folclore.
La década de los ochenta será la más prolífica de la carrera de Weir, alguien que en casi 40 años solo ha dirigido 14 películas. La primera llegaría en 1981. Gallipoli, sobre dos amigos cuya pasión es correr, y que acaban destinados como mensajeros durante la primera guerra mundial en el frente Turco. La película tuvo una buena recepción tanto de crítica como de público, pero lo más destacable es el trabajo del joven y poco conocido, por entonces, protagonista de Mad Max, Mel Gibson.
Un año después, el duo Weir-Gibson volvieron con The Year of Living Dangerously, estrenada con gran éxito en Cannes, y que contaba la historia de un periodista australiano que llegaba a Indonesia durante el derrocamiento del presidente Sukarno. Linda Hunt y Sigourney Weaver secundaban a Gibson en el film, ganando la primera el Oscar a Mejor Actriz de Reparto aquel año. Otra de las facetas de Weir sale a la luz, y es que es un grandioso director de actores.
En 1985, Weir ya es considerado como una gran promesa del cine, por lo que los raptores deHollywood lo cazan y comienzan a darle trabajo. Su primera cinta Made in USA sería Witness, protagonizado por la super-estrella del momento, Harrison Ford. La cinta nos llevaba a un mundo conocido por muchos, aunque solo desde el exterior, y era el de los Amish, una secta que rechaza los avances tecnológicos y que viven como en el siglo XVII. Esta se convertiría en una de las cintas más aplaudidas de aquel año, consiguiendo seis nominaciones en los Golden Globes, y ocho en los Oscars, de las que se hizo con dos. Además supuso el primer papel serio de Ford, que perfiló su carrera como algo más que un héroe chulesco. Weir consiguió también su primera nominación al Oscar como Mejor Director.
Al año siguiente, y precedidos por el gran éxito de Witness, Weir se embarca nuevamente con Ford en The Mosquito Coast, en la que un excéntrico inventor coge a su familia y la lleva hasta Belice donde cree poder asentar las bases para una mucho más feliz y completa, pero con el paso del tiempo comienza a comportarse de un modo más errático y agresivo. La familia está formada por Helen Mirren y un jovencísimo River Phoenix, que supuso el gran descubrimiento de la cinta. Fue gracias a esta cinta por la que Ford convencería a Spielberg para que diese vida al joven Indiana Jones en la tercera entrega de la saga del arqueólogo. La película tuvo un éxito relativo, ya que dividió tanto a crítica como al público.
No sería hasta finales de la misma década cuando Weir volviese a sorprender con Dead Poets Society, localizada en un colegio privado inglés en el que unos jóvenes Ethan Hawke y Robert Sean Leonard ven otra forma de ver su insustancial modo de vida a través de la poesía, un club denominado El Club de los Poetas Muertos y su profesor de Literatura, un genial RobinWilliams, que consiguió una nominación a Mejor Actor por su papel, al igual que Weir que acumularía su segunda nominación a Mejor Director.
En la década de los noventa contamos únicamente con tres cintas, las dos primeras quizás sean las dos que más se alejan del estilo de Weir aunque si que filma con su característico ritmo.
Green Card (1990) es una comedia protagonizada por Gerard Depardieu y Andie MacDowell y Fearless (1993) en la que Jeff Bridges daba vida al superviviente de un terrible accidente de avión que comienza a creer que realmente está muerto.
Pero es 1998 cuando nos brinda con su obra maestra, The Truman Show. La cinta nos presenta a Truman, un hombre normal y corriente que vive en un barrio bonito y tranquilo, tiene un buen trabajo y habita en una alegre y casi idílica comunidad, aunque realmente toda esa fantástica vida esta siendo filmada las 24 horas del día en directo y emitida y seguida en todos los países del mundo. Poco a poco a Truman comienza a sospechar de lo que realmente está ocurriendo, aunque ello le supone tener que rozar la locura ya que... ¿cómo va a estar todo el mundocompinchado en un engaño de tal calibre?
La película es una crítica a la televisión, al modo de vida que nos hemos auto-impuesto a su causa, a como nos influye como si fuera una religión. En cierto modo es un homenaje al gran hermano de al novela de George Orwell, 1984, aunque visto desde otro prisma. La cinta tuvo un gran éxito tanto en taquilla como en público, y demostró la gran capacidad interpretativa de Jim Carrey en su primer papel serio, por la que muchos vaticinaban una nominación al Oscar. Los que si consiguieron una nominación al Oscar fueron Peter Weir y Ed Harris, aunque quedó en eso, en nominación.
Cinco años tuvimos que esperar hasta su siguiente cinta, Master and Commander: The Far Side of the World, adaptación de la novela homónima de Patrick O´Brian, que cuenta las aventuras del capitán de navío inglés Jack Aubrey durante las guerras napoleónicas. Para el papel protagonista eligió al australiano del momento, Russell Crowe, que si bien está estupendo en su papel de capitán Aubrey, es quizás el trabajo de Weir con los secundarios de los mejor de la película. Además, por supuesto, de la recreacción del mundo marino, el barco (que en realidad fueron tres), y las batallas navales. Paul Bettany firma aquí su mejor trabajo, debiendo haber sido nominado al Oscar como Mejor Actor de Reparto. La cinta consiguió diez nominaciones al Oscar, aunque se tuvo que conformar con ganar únicamente dos en el mismo año en que la última entrega de The Lord of the Rings acaparó con casi todas las estatuillas.
Y es desde entonces que sus fans esperamos su regreso con The Way Back, protagonizada por Colin Farrell, Ed Harris, Jim Sturgess, Saoirse
Ronan y Mark Strong. La cinta cuenta la historia de unos supervivientes tanto de un campo de prisioneros alemán, como de un gulag ruso, huyen por la estepa en un desesperado intento de llegar a la India británica. Y lo que son las cosas, que una cinta de tal calibre, firmada por un director de éxito, y con semejante reparto está teniendo problemas de distribución, PROBLEMAS DE DISTRIBUCIÓN!!!, que alguien me de una colleja y me despierte, porque son cosas así las que me confirman que el mundo está al revés o que dentro de poco cagaremos por la boca y comeremos por el culo, yo que sé... es patético. Parece que la cosa se estaba solucionando y que habían llegado a un acuerdo conNewmarket, después de las primeras críticas positivas en Toronto.
Espero re-editar esta parte del post proximamente.
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