Toy Story 3: YO SOY DE LA GENERACIÓN PIXAR

Todo comenzó hace 15 años cuando un grupo de animadores suscritos a un departamento aparte de la Disney crearon uno de los últimos milagros cinematográficos del siglo XX, Toy Story. Era la primera película de Pixar, era la primera película de animación generado por completo con ordenador, y aún hoy en día sigue poseyendo una calidad indudable.

La emotiva historia de los juguetes de un niño llamado Andy que en realidad estaban vivos, y que adoraban a su dueño, en especial uno de ellos, Woody, hasta la llegada del nuevo super juguete de acción Buzz Lightyear, entonces los celos despiertan en Woody.

La película fue un rotundo éxito. Pixar había llegado a la cima, comenzaba el declive de Disney. Los años pasaron y un gran número de títulos como Monstruos S.A., Buscando a Nemo, Toy Story 2, Ratatouille, Wall-E o Up llegaban a nuestras pantallas y conquistan (LITERALMENTE) nuestros corazones con personajes entrañables y perfectamente desarrollados. Por encima de todo, los chicos de Pixar saben como contar historias.

Y ya estaba anunciado, Toy Story 3, la última entrega de la mejor saga de animación de la historia llegaba este verano, y todos estaban emocionados y nerviosos. Incluso mi chica me decía emocionada que iba a ir a verla en el parque de Disneyland ahora que está trabajando allí. Todos la esperaban con ilusión, menos yo.

Soy un gran seguidos de Pixar, sin lugar a dudas, pero al idea de volver a explotar la misma historia por tercera vez no me atraía. Y no podía estar más equivocado, desde luego que no.

Toy Story no es la nueva entrega machacante de mismo argumento que sirve para explotar a la gallina de huevos de oro, no, es el perfecto cierre de una trilogía. Esto es lo que habría querido Coppola con su Padrino.

Todos conocéis ya el argumento, Andy se marcha a la Universidad y los juguetes se siente rechazados. Todos menos Woody, que aún sigue fiel a su dueño. Por una serie de alocadas y divertidas circunstancias todos ellos acabaran en una guardería donde podrán ser usados por nuevos niños. La película nos habla de la transición, del cambio, de un modo inteligente y apto para todo tipo de público. No todo es para siempre, no podemos aferrarnos materialmente a lo mismo para el resto de nuestras vidas. Hemos de aprender a convivir con los cambios, pero no por ello debemos olvidar los momentos pasados en los que fuimos felices, no. Para eso está nuestro corazón, para recordar, para disfrutar, para vivir. Eso es lo cuenta la tercera parte de los juguetes más entrañables de la historia del cine.

Yo me quito el sombrero, Pixar lo ha vuelto a hacer, ayer un niño de 20 años volvió a emocionarse como hacia tiempo no hacia. Ayer me sentí orgulloso de poder decir, YO SOY DE LA GENERACIÓN PIXAR.

Mi Nota: Un merecidísimo 10