La última década será recordada por un buen número de películas destinadas a formar parte del lujoso catálogo de grandes movies de la historia. Una de ellas será The Pianist, de Roman Polanski; la obra maestra, en mi opinión, del director.
Aunque ahora, este mismo se ha visto salpicado nuevamente por el escándalo sexual que aconteció hace ya muchos años, procuramos evitar pensar en ello y centrarnos en lo que más no interesa: su cine.
La nueva década que promete muchos más títulos malos que buenos viene acompañada de algún que otro respiro como el thriller político, The Ghost Writer, la última criatura de Polanski.
Basada en la novela de Robert Harris, la historia se centra en un anónimo "negro", o escritor de segunda fila que es contratado para escribir la "Auto-Biografía" del ex-primer ministro Adam Lang (guiño de Tony Blair), después de que el anterior escritor se suicidase y en el mismo instante en que una fuerte polémica se cierne sobre Lang por unas acusaciones sobre crímenes de guerra. El escritor acepta y ha de trasladarse desde Londres hasta una remota islita en la coste noroeste de EEUU donde Lang tiene su residencia. La trama se va enredado más y más a cada paso que este da, descubriendo más verdad de la que podríamos asumir en un principio. Eso si, es solo el principio; hay mucho más.
Polanski se basa en el aceptable libreto de Harris para crear un thriller propio de la vieja escuela pero con carácter moderno. Cómo el estilo, la forma, el manejo de la dirección del ayer es aceptable todavía en nuestro días. La dirección de actores es esencial, y aunque este tipo de película se sustentan gracias al trabajo de los secundarios de oro, como Pierce Brosnan, Kim Catrall, Olivia Williams, Tom Wilkinson o Timothy Hutton, la guinda de oro del film es el escocés Ewan McGregor, el cual llevaba unos pocos años de capa caída y parece haber vuelto entero y recuperado. Su presencia es permanente durante todo el metraje, además de que su principal labor es identificarse con el público para que este le corresponda y así seguirle de un modo más personal a lo largo de la película. Ewan, buen trabajo. Me recordó durante varios momentos del film al trabajo de Johnny Depp en The Ninth Gate.
Todo lo demás queda en manos de Polanski, que a través de una inteligente fotografía, la inquietante banda sonora, las localizaciones del rodaje, y el ritmo constante y bien marcado, consigue uno de los mejores trabajos de este 2010.
Muchos medios indicaban que el galardón a Mejor Director en el Festival de Berlín era una muestra de solidaridad por sus problemas con la justicia. Queda demostrado que es mentira.
Mi nota: 8,7
Aunque ahora, este mismo se ha visto salpicado nuevamente por el escándalo sexual que aconteció hace ya muchos años, procuramos evitar pensar en ello y centrarnos en lo que más no interesa: su cine.
La nueva década que promete muchos más títulos malos que buenos viene acompañada de algún que otro respiro como el thriller político, The Ghost Writer, la última criatura de Polanski.
Basada en la novela de Robert Harris, la historia se centra en un anónimo "negro", o escritor de segunda fila que es contratado para escribir la "Auto-Biografía" del ex-primer ministro Adam Lang (guiño de Tony Blair), después de que el anterior escritor se suicidase y en el mismo instante en que una fuerte polémica se cierne sobre Lang por unas acusaciones sobre crímenes de guerra. El escritor acepta y ha de trasladarse desde Londres hasta una remota islita en la coste noroeste de EEUU donde Lang tiene su residencia. La trama se va enredado más y más a cada paso que este da, descubriendo más verdad de la que podríamos asumir en un principio. Eso si, es solo el principio; hay mucho más.
Polanski se basa en el aceptable libreto de Harris para crear un thriller propio de la vieja escuela pero con carácter moderno. Cómo el estilo, la forma, el manejo de la dirección del ayer es aceptable todavía en nuestro días. La dirección de actores es esencial, y aunque este tipo de película se sustentan gracias al trabajo de los secundarios de oro, como Pierce Brosnan, Kim Catrall, Olivia Williams, Tom Wilkinson o Timothy Hutton, la guinda de oro del film es el escocés Ewan McGregor, el cual llevaba unos pocos años de capa caída y parece haber vuelto entero y recuperado. Su presencia es permanente durante todo el metraje, además de que su principal labor es identificarse con el público para que este le corresponda y así seguirle de un modo más personal a lo largo de la película. Ewan, buen trabajo. Me recordó durante varios momentos del film al trabajo de Johnny Depp en The Ninth Gate.
Todo lo demás queda en manos de Polanski, que a través de una inteligente fotografía, la inquietante banda sonora, las localizaciones del rodaje, y el ritmo constante y bien marcado, consigue uno de los mejores trabajos de este 2010.
Muchos medios indicaban que el galardón a Mejor Director en el Festival de Berlín era una muestra de solidaridad por sus problemas con la justicia. Queda demostrado que es mentira.
Mi nota: 8,7
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